En la actividad de los órganos sexuales, uno de los papeles más importantes recae en los ovarios. Son glándulas ubicadas a ambos lados del útero, cerca de las paredes pélvicas, conectadas por una conexión elástica. Se asemejan a la forma de una almendra, y su tamaño cambia bajo la influencia de cambios cíclicos. Su superficie es inicialmente lisa, pero se vuelve irregular con el tiempo.
En el ovario durante 28 días, uno de los óvulos (ovocito) madura y en el momento de la ovulación se libera para ser fecundado. Si no se produce la fecundación, se observa la menstruación, que marca el final del ciclo sexual.
Otra función de los ovarios está relacionada con la liberación de hormonas sexuales: estrógeno y progesterona. Son muy importantes para el funcionamiento normal del ciclo menstrual, el embarazo, así como la fisiología femenina normal. El período activo de los ovarios comienza durante la pubertad y finaliza con el inicio de la menopausia.
La enfermedad ovárica más común es el quiste, que se observa en una de cada dos mujeres. En términos generales, es una entidad que contiene fluidos. Esta ampolla crece, nutrida por vasos sanguíneos. Es posible que se tuerza, impidiendo así el acceso de nutrientes, lo que provoca dolor abdominal intenso, vómitos, etc.
Se distinguen quistes funcionales y orgánicos. Los primeros son causados por alteraciones en el ciclo menstrual. Muy a menudo desaparecen después de la menstruación y no son cancerígenos.
La actividad de las glándulas endocrinas está dirigida por el sistema nervioso. Los ovarios están controlados por la glándula pituitaria. Cuando las mujeres están nerviosas e inquietas, el hipotálamo, que es muy sensible a los trastornos mentales, comienza a enviar impulsos erróneos a los ovarios. El folículo ovárico no libera el óvulo, sino que continúa desarrollándose y llenándose de líquido. Si el quiste se forma después de la ovulación, continúa la liberación de las dos hormonas: estrógeno y progesterona.
El quiste funcional no necesita cirugía. Se puede curar con medicación. Tomar progesterona en grandes dosis a menudo ayuda. Las pastillas anticonceptivas bloquean la ovulación. Si toma píldoras anticonceptivas con regularidad, es posible que nunca desarrolle un quiste ovárico.
El otro tipo de quistes son los quistes orgánicos. Son de diferente origen y hay que operarlos porque hay peligro de que degeneren en cáncer. A medida que crecen, ejercen presión sobre la vejiga o los intestinos, lo que puede causar complicaciones graves, incluso hemorragias internas.
Los quistes se detectan durante un examen ginecológico mediante control por ultrasonido. Si tiene alteraciones en el ciclo menstrual y dolor difuso en la parte inferior del abdomen (que puede ser intenso y unilateral), comuníquese con su médico.
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